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Decisiones Difíciles: El Cuidado de Nuestros Mayores

5 de diciembre de 2024
El Cuidado de Nuestros Mayores

El paso del tiempo inevitablemente nos lleva a enfrentar decisiones difíciles. Cuando los seres queridos alcanzan una edad avanzada, las familias deben confrontar una realidad desafiante: ¿cómo ofrecerles el cuidado que merecen? La tradicional visión de mantener a los padres o abuelos en casa se ve puesta a prueba por la necesidad de una atención más especializada y, a veces, por las limitaciones del tiempo y los recursos.

Las historias de aquellos que se han visto forzados a elegir entre el cuidado en el hogar o la opción de un asilo reflejan la complejidad de este proceso.

Uno de estos relatos es el de Samuel Luis García, un hombre que ha decidido pasar sus últimos años en una residencia para mayores. Con más de cinco años viviendo en la residencia Fuente de Amor, en Santo Domingo, Samuel encontró un espacio donde recibe atención personalizada y constante, lo que le ha permitido llevar una vida tranquila, aunque no exenta de desafíos.

A pesar de tener tres hijas, quienes residen en el extranjero, Samuel expresó que el cuidado adecuado en el asilo le ha proporcionado un alivio que, tal vez, sus hijas no podrían brindarle por la distancia. Su historia refleja una decisión tomada no desde la obligación, sino desde la aceptación de lo que le ofrece la vida en su etapa final, en un entorno que garantiza su bienestar físico y emocional.

Sin embargo, no todos toman el mismo camino. Para muchas familias, la opción de enviar a un ser querido a un asilo no es una opción fácil ni rápida. En su lugar, se elige sacrificar tiempo, energía y, en algunos casos, bienestar personal, para que la persona mayor pueda seguir en casa el mayor tiempo posible. Ilonka Rodríguez, por ejemplo, vivió una experiencia desgarradora al cuidar de su madre, quien sufría de Alzheimer.

A pesar de sus responsabilidades laborales, Ilonka decidió que lo mejor para su madre era mantenerla bajo su cuidado, adaptando su rutina para asegurarle la atención que necesitaba. Su testimonio destaca el vínculo profundo que un hijo siente hacia un padre, la necesidad de devolver parte del cuidado recibido durante años de crianza.

«Nunca pensé en llevarla a un asilo», relata Ilonka, subrayando la gratitud y el amor que guiaron su decisión. Para ella, el esfuerzo era un pequeño sacrificio comparado con todo lo que su madre había hecho por ella a lo largo de su vida.

A lo largo del país, muchas otras personas se encuentran en una situación similar. Lidia Lantigua, por ejemplo, enfrentó una decisión difícil cuando su hermana, Elsa, de 93 años, necesitaba un lugar de cuidado especializado.

Tras una serie de tragedias familiares, Lidia se vio obligada a tomar la dolorosa decisión de llevar a su hermana a un hogar para ancianos, donde ella podría recibir atención constante. Su relato muestra cómo, a veces, las circunstancias de la vida, como la falta de recursos o el envejecimiento de los propios cuidadores, conducen a estas decisiones.

Elsa encontró un hogar en el Hogar de Ancianos San Francisco de Asís, un centro que acoge a aquellos que no pueden permanecer en casa debido a sus necesidades de salud o a la falta de apoyo familiar.

Ada Javier, por su parte, también experimentó la angustia de ver a una madre de crianza envejece, y finalmente, la situación la llevó a tomar la decisión de llevarla a un asilo. «La decisión fue difícil, especialmente porque vivíamos juntas y ella se había convertido en una parte fundamental de mi vida», comentó.

Sin embargo, las dificultades logísticas y la fragilidad de su tía la obligaron a buscar ayuda fuera del hogar familiar. Este tipo de decisiones, aunque difíciles, subraya la gran carga emocional y práctica que implica cuidar a los adultos mayores, especialmente cuando se les quiere ofrecer la mejor calidad de vida posible.

La situación de los asilos en la República Dominicana refleja una realidad compleja. Aunque los hogares de ancianos han existido por décadas, siguen siendo una opción menos popular en comparación con otros países de la región, como España.

Esto se debe en parte a las fuertes tradiciones familiares que vinculan a los adultos mayores con sus hijos y nietos hasta el último momento posible. Sin embargo, en algunas circunstancias, el cuidado especializado en instituciones se convierte en la única alternativa viable. Hogares como el Hogar de Ancianos San Francisco de Asís, que alberga a 185 personas, ofrecen un espacio seguro y cuidado a aquellos que no tienen la posibilidad de vivir con sus familias.

Estas instituciones luchan constantemente con limitaciones financieras, ya que dependen de las donaciones y del apoyo gubernamental para mantenerse operativas. La situación se agrava aún más por la falta de suficientes asilos de calidad, lo que deja a muchas personas mayores sin opciones adecuadas de cuidado.

El Consejo Nacional de la Persona Envejeciente (Conape) ha asumido un papel fundamental en la promoción de los derechos de los adultos mayores y en la creación de espacios de atención para ellos. A través de centros de día y programas de capacitación para cuidadores, Conape trabaja para mejorar la calidad de vida de los mayores en el país.

Wendy Mojica, directora de Supervisión y Evaluación de Servicios de Centros de Atención al Adulto Mayor del Conape, asegura que la situación está mejorando, pero reconoce que el proceso es aún lento y requiere de un esfuerzo conjunto entre el gobierno, las instituciones y las familias.

El componente psicológico de este proceso de toma de decisiones también es clave. Muchas veces, los familiares sienten una profunda culpa por tener que recurrir a un asilo, ya que perciben que están abandonando a su ser querido.

Sin embargo, como explica la psicóloga Sara Iglesias, es crucial que los familiares comprendan que la decisión de ingresar a un adulto mayor en un asilo no es un abandono, sino un acto de amor en el que se busca lo mejor para ellos en sus últimos años de vida. El miedo a que los mayores se sientan solos o abandonados es natural, pero se mitiga con el compromiso de los familiares de visitarlos regularmente y asegurarse de que estén recibiendo el cuidado adecuado.

A pesar de las dificultades, la realidad es que la atención a los mayores en la República Dominicana sigue siendo un reto creciente. Mientras que algunas familias eligen mantener a sus seres queridos en casa, otras se ven forzadas a optar por el cuidado en asilos debido a las exigencias de la vida moderna y la falta de recursos.

Sin embargo, todos coinciden en que la solución debe ser una que contemple un balance entre el amor familiar y el apoyo institucional, asegurando que los mayores vivan sus últimos años con dignidad, respeto y el cuidado que merecen. La transformación de las estructuras de apoyo a los adultos mayores en el país es un desafío que requiere de la acción colectiva, sin olvidar que, más allá de las decisiones institucionales, cada historia familiar es única y marcada por el amor incondicional hacia aquellos que nos dieron todo.