
A lo largo de la temporada, pocos jugadores han logrado dejar una marca tan profunda en la defensa del equipo como Ryan Fitzgerald. Su rendimiento como tercera base ha sido destacado, convirtiéndolo en un pilar defensivo fundamental para los Tigres.
Con una habilidad impresionante para bloquear los batazos más complicados y asegurar que los rivales no pasen por la esquina caliente, Fitzgerald ha demostrado que se encuentra en su mejor momento.
A medida que la temporada avanza, su nombre se sigue mencionando como uno de los más confiables en la liga en cuanto a la defensa se refiere.
Originario de Hinsdale, Illinois, Fitzgerald creció bajo la influencia de su padre, quien le bateaba rodados en su patio trasero cuando era un niño. De aquellos momentos de entrenamiento familiar surgió su pasión por el béisbol y su dedicación a la tercera base.
Desde sus primeros años, fue testigo del talento de jugadores como Derek Jeter, pero fue el estilo de Brandon Crawford, la tercera base de los Gigantes de San Francisco, quien realmente lo inspiró.
«Fue mi ídolo en esa posición», afirma Fitzgerald, recordando que su elección de llevar el cabello largo es un pequeño homenaje a su admirado Crawford. La admiración por su ídolo ha sido uno de los pilares que lo ha llevado a superarse constantemente.
Fitzgerald, quien sabe que la tercera base es una de las posiciones más desafiantes, ha hecho frente a este reto con una confianza inquebrantable. En la liga, se enfrenta a jugadores que pueden golpear la pelota con una fuerza impresionante, como Franmil Reyes y Gary Sánchez.
Sin embargo, Fitzgerald se mantiene firme y asegura que lo más importante es no quedarse quieto ante el bateo agresivo.
«Siempre hay que estar en movimiento, estar listo para reaccionar», explica, reconociendo que la clave para atrapar esos batazos potentes es la agresividad y la disposición a moverse hacia el balón, sin temor a las amenazas del bateo rival.
La adaptabilidad de Fitzgerald en el campo es otro de sus puntos fuertes. Aunque actualmente es un agente libre, su desempeño la pasada temporada con Kansas City demostró su versatilidad.
A lo largo de 41 partidos en la segunda base, 40 en la tercera y 27 en el campocorto, Fitzgerald se ha mostrado capaz de rendir al más alto nivel en diversas posiciones. Esta flexibilidad ha sido esencial para su equipo, pues le ha permitido contribuir de manera eficaz en varios roles según las necesidades de su dirigente, Gilbert Gómez.
A pesar de estar en una lucha constante por asegurar su lugar en la clasificación, Fitzgerald no se conforma con solo llegar a la fase final. Su determinación y mentalidad de lucha lo impulsan a aspirar siempre a más, buscando no solo clasificar, sino también alcanzar el primer lugar.
Con 12 partidos disputados hasta la fecha, ha mantenido un sólido promedio al bate con .255, 12 hits, un jonrón, siete carreras impulsadas y seis anotadas.
Su capacidad para mantenerse enfocado y aportar tanto en defensa como en ataque es una de las razones por las cuales sus compañeros de equipo y la fanaticada lo consideran una pieza clave en la búsqueda del campeonato.
En un equipo lleno de expectativas, Fitzgerald sigue siendo un ejemplo de consistencia, esfuerzo y pasión por el béisbol. Su historia es un testamento del trabajo duro y la dedicación a la posición que más ama, y su deseo de llevar a los Tigres a la cima continúa siendo una motivación que inspira a quienes lo rodean.
Su versatilidad y su enfoque en cada juego lo han convertido en uno de los jugadores más completos de la liga, dejando claro que su futuro, tanto en el béisbol como en la vida, es tan prometedor como su presente en el campo.